Arquitectura como forma de devolver

A partir de una visita a Somos Echo Village, pensamos en qué significa realmente habitar, cuidar y construir comunidad.

Vista desde El Árbol del Abuelo, un punto de encuentro comunitario.


¿Qué significa pertenecer a un lugar?

No desde la propiedad. Desde la conciencia.

Desde la reciprocidad.


Últimamente hemos estado pensando mucho en qué significa “pertenecer” a un lugar. No desde la propiedad, sino desde la conciencia. Desde la pregunta: ¿qué puedo ofrecerle yo al lugar que me ofrece tanto?

La semana pasada visitamos Somos Echo en Playa Negra, Guanacaste que nos dejó profundamente movilizadas. No por su infraestructura o su lenguaje constructivo —que aún está en una etapa inicial—, sino por la claridad con la que propone una forma de vida en comunidad desde otro lugar: uno donde la reciprocidad está al centro.

Vista a la montaña desde Somos Echo

En un contexto donde la palabra sostenibilidad se ha vaciado a fuerza de repetirse —a veces reducida a vegetación decorativa o a la elección de un material “natural”—, este proyecto recuerda que el verdadero respeto por un territorio no se construye con estética, sino con intención. Con la voluntad de generar relaciones genuinas con el entorno, sus ciclos y quienes lo habitan —antes, ahora y también quienes aún están por llegar.

Nos conmovió encontrarnos con personas que no solo se permitían pensar “¿qué puedo recibir de este espacio?”, sino también “¿qué puedo aportar, regenerar, cuidar?”. Esa doble dirección, tan rara en el desarrollo inmobiliario, nos pareció profundamente esperanzadora.

Vista desde una de las propiedades del proyecto.

Pensamos en tantos otros proyectos en la zona que, en nombre del progreso, reproducen dinámicas de desplazamiento, extractivismo y desconexión. Y nos preguntamos: ¿qué pasa cuando el diseño deja de ser una herramienta de especulación y se vuelve un acto de escucha?

Quizás la arquitectura también puede ser una forma de devolver.
De agradecer al paisaje, a la historia, a las especies que no construyen con concreto, pero también viven ahí.
De volver a pensar en comunidad, no como una idea de moda, sino como una forma de vida que nos responsabiliza.


En tiempos donde el concepto de sostenibilidad se ha vaciado, este proyecto propone otra cosa:

escucha, regeneración, comunidad.


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